Aprovechando el inicio de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, hoy os traemos una historia motivadora que ocurrió hace 20 años, en Barcelona 92. La historia de Derek Redmond nos enseña que, a pesar de todas las adversidades, siempre debemos mantener nuestra cabeza en alto, realizar nuestro mejor esfuerzo y no rendirnos hasta alcanzar la meta.
Derek Redmond era por aquel entonces una joven promesa del atletismo británico, poseedor de varios records mundiales y gran favorito para el oro en la carrera de 400 metros que iba a tener lugar en las olimpiadas de Barcelona 92.
En las semifinales, a 150 metros de la línea de meta, Derek sufrió una rotura súbita del tendón de aquiles, que le postró en la pista a causa del dolor.
Pero Derek no se rindió; había luchado toda su vida por llegar a aquel momento, a competir por el oro olímpico. De manera que se sobrepuso a las lágrimas y al enorme dolor, se levantó, y se propuso terminar la carrera que había comenzado.
Los 150 metros que le faltaban para la meta parecían interminables. Ante la agonía de Derek, su padre saltó a la pista, se libró de los vigilantes de seguridad y se acercó para detener el sufrimiento de su hijo.
Pero Derek le dijo a su padre que quería acabar la carrera, que quería llegar a la meta. Y su padre le abrazó, le acompaño hasta la meta y le ayudó a acabar la carrera, ante la enorme ovación de las 65.000 personas que contemplaban la situación en el estadio olímpico.
[box type=»tick» ]Con esta historia podemos aprender el significado del coraje, de la voluntad por llegar a la meta, de la verdadera fortaleza de espíritu que acompaña a los atletas y a todos los que luchan día a día por alcanzar su meta.[/box]